Una valla rodea la casa de Elish. No es un seto, ni un muro. Tampoco es un obstáculo o un impedimento. No es un estorbo, ni un inconveniente, ni una traba. Es una valla de madera. Una valla de rojo intenso, como en los cuentos de hadas. Al menos, esto es lo que creo, porque no sabemos si los hadas tenían vallas (¿para qué servirían?) y aún menos, si eran de rojo intenso. Es una comparación arbitraria. El caso es que en los cuentos de hadas, los colores vivos son más vivos. Los villanos son más villanos, y las princesas – más princesas. Las casas son más idílicas, los árboles – más frondosos, el cielo – más celeste (¿¡un celeste intenso?!). De todos modos, me gusta pensar que Elish tiene una valla de rojo intenso. La he visto, lo sé con seguridad: es del rojo más intenso que he visto nunca, que contrasta y brilla entre los arbustos verdes, no verde intenso, sino verde sin más.
El marido de Elish está pintando la valla.
De rojo intenso.
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Nice to see another post from you after such a long time! Wonder what this story is really about.
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just a fragment….
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